Entre las recetas de emergencia bien podemos tener ésta de masa de pizza con cerveza. Si pensamos hacer una masa y descubrimos que no tenemos levadura en casa, no hace falta ni salir a comprarla ni pedir comida a domicilio. Con una botella o lata de cerveza solucionamos el problema. Con la levadura de la cerveza prepararemos una masa con la misma solvencia que con la de panadería (que no tenemos en casa).
Dificultad: Fácil
Tiempo: 30 minutos de elaboración. 90 minutos de reposo
Comensales: 4-5
Ingredientes
- 200 gramos de harina
- 125 gramos de cerveza rubia a temperatura ambiente
- Una cucharada de aceite de oliva virgen extra
- Una pizca de sal
- Media cucharada de orégano
PARA LA SUPERFICIE DE LA PIZZA
- Salsa de tomate (cuatro o cinco cucharadas)
- 150 gramos de queso mozarella en lonchas
- 100 gramos de jamón cocido
- 8 espárragos trigueros
- Un cuarto de cebolla morada
- Seis champiñones no muy grandes
- Un pimiento verde (también puede ponerse rojo, o ambos)
Desarrollo de la receta
Una vez obtenida una masa homogénea, elástica y no pegajosa, formamos una bola y la colocamos en un cuenco que previamente hemos engrasado con un poco de aceite de oliva. Hacemos dos incisiones con un cuchillo para que la pasa pueda crecer bien. Lo cubrimos con un paño y lo dejamos reposar en un lugar cálido durante, al menos, hora y media.
Mientras precalentamos el horno a 250°C con calor arriba y abajo sin ventilador, preparamos los ingredientes. Limpiamos el pimiento, los espárragos y los champiñones. Los secamos bien para evitar la humedad. Troceamos el pimiento, los espárragos, el jamón cocido y la cebolla y laminamos los champiñones (no muy finos porque en el horno perderán tamaño).
En la superficie de trabajo (la encimera o una mesa) espolvoreamos un poco de harina y pasamos la bola de masa. Volvemos a amasar un minuto más y estiramos la masa hasta darle la forma deseada (círculo, rectángulo, cuadrado…). Te puede ser más cómodo hacer dos pizzas más pequeñas para que sea más fácil de manejar.
Metemos la base de la pizza en la rejilla del horno durante 2 minutos a 250°C. Se trata de “prehornear” un poco la masa para que vaya perdiendo elasticidad y, sobre todo, pierda también humedad para que quede más crujiente. La sacamos y bajamos la temperatura del horno a 220°.
Es el momento de preparar la pizza. Esparcimos el tomate por toda la superficie. Es bueno que sea una buena salsa de tomate. Si es casera y de buenos tomates, mejor. Cuanto más densa sea la salsa soltará menos líquido y no humedecerá la masa. Encima va el queso que, como ya hemos dicho, es preferible que sea una buena mozzarela fresca, a ser posible comprada en bola y cortada a nuestro gusto y con cuidado de haberla secado bien.
Añadimos el resto de ingredientes al gusto y metemos la pizza en el horno. Al principio, mejor poner la pizza abajo. Cuando esté casi horneada la subimos a la parte superior casi tocando con el grill unos dos minutos. En total nos harán falta unos 10-12 minutos pero estaremos atentos a que los ingredientes estén hechos y los bordes de la masa estén dorados.
Apunte del «cocinillas»
Como habéis podido comprobar en la foto el tema del rodillo no es lo mío. La forma de la pizza no ha salido muy uniforme pero está bien repartida la masa que es lo que importa. Además, esos salientes que quedan suelen acabar bien tostados, cosa que también tiene su tirón.
La de la foto es la primera de las dos pizzas que salen con las cantidades arriba indicadas y que he metido al horno.