La Ley de pureza de 1516, decretada en Alemania por el Príncipe Guillermo IV, era clara hablando de los ingredientes de la cerveza. Éstos deben ser el agua, la malta (cebada) y el lúpulo. Si el líquido resultante no tenía estos ingredientes, y solo éstos, no era puro y no podía llevar el nombre de cerveza.
Una ley con más de 500 años debe respetarse, y así de claro lo tienen en Alemania donde, con la excepción del trigo, no se permite ningún otro ingrediente si se quiere etiquetar la bebida con el nombre de cerveza.
También es cierto que la levadura es fundamental en la elaboración de la mayoría de las cervezas. Lo era por aquel entonces aunque se cuidaba menos porque, en la mayoría de los casos, no era una levadura artificial o trabajada. La fermentación en la actualidad se aprovecha, incluso, para enfatizar los sabores aportados por la malta y el lúpulo.
Sin la intención de hacer un estudio a fondo de cada uno de estos ingredientes os contamos, a continuación, algunas de las cosas que hay que tener en cuenta del agua, la cebada, el lúpulo y la levadura.