Ahí tenéis la nevera…

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Hay ocasiones en las que la tan esperada cerveza de después de hacer deporte se adelanta. No hay problema, se toma y ya está. Os cuento…

Siempre he escuchado que cuando el día sale raro no hay que buscar explicaciones. Éste puede ser el caso. Durante la noche del viernes quedas, te tomas una cerveza de un trago, otra, no tan rápido pero que te la bebes con las mismas ganas, una tercera, otra ronda… se te calienta la boca y dices algo de jugar al pádel al día siguiente.

No se vuelve a hablar del tema hasta que, a la mañana siguiente, en la cama y con pocas ganas de dejarla, recibes la llamada de uno de los que el día anterior no estaba en el bar. “Estamos en tu calle pero no me acuerdo del número, te estamos esperando”. Incrédulo, miras el reloj, piensas en que es un vacile y, hasta que no escuchas al otro lado del teléfono a otro de los potenciales jugadores, no te crees que vas a tener que levantarte. Pides cinco minutos para “peinarte” y a correr…

En el coche estamos tres, me falta uno. “No sabemos si vendrá, además hay que ver si la pista está seca…”. Vas, tocas la moqueta y resulta que podría haberse secado más. El cuarto jugador contesta “No sé si podré…, la niña…, mis padres…”. También a él se le puede dar cuartelillo.

¿De qué manera? Se puede ir a tomar un café antes y así damos tiempo a que seque la pista y a que recupere el sueño perdido.

No sé si he escrito alguna vez por aquí que no me gusta el café. Así que, pese a ser las diez de la mañana y a haberme levantado poco antes pido de ese barril de cerveza que han traído al bar hace poco y que sienta tan bien para recuperarse después del ejercicio. ¡¡Ahhh, no!!. Si el ejercicio viene después. Pues, con una croqueta de pincho sienta como nada.

Llegó el cuarto. El partido se jugó. Sin más pretensiones que pasar un agradable rato con tres amigos. Objetivo cumplido. Eso sí, después no hay tiempo para tomar la cerveza. Tenemos que ir a pelar cebollas y patatas para la comida.

El dueño de la casa nos recibe como Dios manda. “Ahí tenéis la nevera. Coged una cerveza…”.